Rust: Un juego Hobbesiano

Buscando filosofía en los juegos

Leviatán y RustCuando entré por primera vez al Rust, era una mujer  pelada y desnuda en una planicie. Sin saber qué hacer, corrí con una piedra en mis manos. En el camino me crucé con un hombre desnudo. Él se puso en posición de ataque, y yo también. Nada pasó, por lo que me fui pasado un tiempo. Segundos después, morí con una lanza en mi espalda.

Antes de seguir, hago algunas recomendaciones.  Si jugás al Rust, te aconsejo que leas  “Leviatán” de Hobbes, por lo menos la introducción y el capítulo XIII. Si lo leíste, te recomiendo que juegues al Rust para recrear esa idea de “hombre primitivo”, virtualmente hablando. Y si no hiciste ninguna,  tenés la suerte de poder hacerlas y disfrutar de un buen momento gamer-filosófico.

Como en todas las cosas interesantes de esta vida, la filosofía tiene algo para aportar. En este caso le toca a Hobbes con su estado hipotético de la condición del hombre antes de la vida en sociedad. No tengan miedo, este no es un artículo de filosofía política ni nada por el estilo, es que las similitudes del juego con el libro son tan obvias, que si el autor estuviese vivo, acusaría de plagio a la gente de Facepunch. Por eso quiero tomar algunas de sus ideas para mostrar que el Rust es un juego super “hobbesiano”.

 

Hombres iguales por naturaleza

Según Hobbes, los hombres son iguales en sus facultades físicas e intelectuales. Pese a haber hombres más fuertes o inteligentes que otros, en conjunto, cualquiera tiene la posibilidad de matar, por ejemplo,  a otro más fuerte o inteligente que él. Nuestro autor diría algo así: “El más débil tiene bastante fuerza para matar al más fuerte, ya sea mediante secretas maquinaciones o confederándose (uniéndose) con otro que se halle en el mismo peligro que él se encuentra”.

Acá la primera similitud con el juego. ¿Acaso no hay igualdad al momento de jugar? Empezamos con las mismas herramientas, corremos igual de rápido, los recursos están distribuidos de forma aleatoria, y ahora ni siquiera hay niveles.
Aunque existen algunos muy “pro”, ¿Cuáles son las posibilidades de que un jugador experimentado gane un asalto contra varios novatos?
Todo jugador, por bueno o malo que sea, es una amenaza para otro. Aunque la experiencia marque diferencias, tarde o temprano todos aprendemos que no hay que prender la antorcha deliberadamente en medio de la noche, y que una flecha puede ser tan mortal como un tiro.

De la igualdad procede la desconfianza

Pregunta: ¿Qué pasa cuando dos o más hombres desean lo mismo? Agreguemos un plus: todos ellos se consideran capaces de poder conseguirlo.
Seguramente respondieron bien, ellos se convierten en rivales. Esta situación de enemistad produce un estado de desconfianza en el que los hombres temen que otro tome sus pertenencias.

Rust es un juego de supervivencia, su objetivo es claro, y por él, es que cada jugador necesita de recursos para su conservación, desde piedra, azufre y armas, hasta los deseados AirDrops. Te obliga a tener que compartir el mismo objetivo, y en este caso, compartir no es algo bueno. Por eso, nunca, pero nunca, hay que darle la espalda a un jugador desconocido.

De la desconfianza, la guerra

GuerraAnte esta situación de desconfianza, los hombres poseen un mecanismo de defensa que consideran obvio: la anticipación. Destruir todas las amenazas posibles (otros hombres), hasta que nadie pueda poner en peligro su bienestar. Cada hombre se ve obligado a defenderse (una buena manera es la conquista) de sus semejantes para prevenir su propia caída. En esta visión, mientras que el egoísmo de los hombres no “afloje”, solo la guerra será el resultado.

¿Y qué es Rust, sino una guerra por sobrevivir?
Todo pelado/a que veamos será siempre un enemigo potencial. Si no lo reconozco, este representa una amenaza, obligándome a atacar, antes de que me ataque a mí. Ya sea para defenderme o para tomar su “loot”, hay un estado bélico constante. Y esta pregunta es para todo Rustero: ¿Qué pasa si decís saltá, y el pelado/a que tenés enfrente no salta?

Y ahora unas palabritas del filósofo: “Hallamos en la naturaleza del hombre tres causas principales de discordia. Primera, la competencia; segunda, la desconfianza; tercera, la gloria. La primera causa impulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio; la segunda, para lograr seguridad; la tercera, para ganar reputación.”

En Rust también hay derechos y leyes

Hay un derecho fundamental que forma parte de todos los hombres, y es el “derecho de naturaleza”, culpable de este salvajismo sangriento. Consiste en que los hombres son libres de hacer lo que quieran, o sea, en este estado primitivo, si alguien quiere matar, robar, insultar o bailar con otro, es libre de hacerlo. Nuevamente piensen que pasa si todos hacen lo que quieren sin que nada ni nadie los controle. Y acá es donde aparece la “razón” que tanto gusta a los filósofos. Esta gente cansada de las guerras, se da cuenta que no puede vivir así, y por eso aparece la primera ley de la naturaleza, que dice: todo hombre debe esforzarse (por todos los medios posibles) por  la paz, y si no logra conseguirla, recién ahí usar la guerra.
Esta necesidad de conservación como especie, nos lleva a una segunda ley, renunciar a esa libertad de todas las cosas para conseguir paz y seguridad. Se forja un pacto o contrato donde las partes aceptan términos y condiciones para vivir en sociedad. El hombre renuncia a esa libertad de matar, robar, entre otras cosas, que dificultan la vida en sociedad.

¿Por qué en Rust, siempre matamos al “naked”? Lo hacemos, porque podemos. El mismo acto es ilógico, es decir, gastar balas en alguien que no lleva nada encima, es un despilfarro de recursos, pero lo hacemos, porque nada nos impide hacerlo, tenemos la libertad de acribillar a quien queramos. El problema, es que también nos matan a nosotros con la misma libertad, uno no puede ir tranquilo a buscar madera porque seguramente algún sádico te mata de un tiro a pesar de que estabas tranquilo con tu hachita de piedra. Ni hablar de que, si nadie te mató, cuando volvés a tu pequeña base, la encontrás saqueada. Y es esa necesidad de paz y seguridad, la que nos obliga a buscar a otros.
Cuando uno entra en un clan, hay una ley que ni siquiera se discute por su obviedad. En un grupo no se matan entre ellos (salvo en momentos de aburrimiento), cada uno renuncia al derecho de matar a sus compañeros. Luego de esa regla, combinan sus fuerzas, construyen sus bases, atacan a otros, etc.

Al principio este artículo comenzaba con la cuestión de por qué es tan exitoso este survival, pero más tarde me di cuenta que el planteo era erróneo. La verdadera pregunta es: ¿qué hace al Rust tan humano?  No necesita una narrativa propia, porque cada jugador o grupo crea una cada vez que entra. Lo único lineal en el juego, es un estado constante de situaciones impredecibles, y eso pasa, porque los humanos somos, justamente, impredecibles. Hay una barrera ética que desaparece en el juego: como jugador he traicionado, matado por la espalda, robado. Pude ver un “Yo” virtual que no sabía que tenía. Y a diferencia de juegos FPS, donde hay distintos bandos matándose sin saber por qué, en Rust no sólo se mata por sobrevivir, sino también, porque hay una naturaleza egoísta y bélica latente en nosotros.
El fin de este artículo, es ver el juego desde una perspectiva “filosófica”. Pero también puede ser visto desde la administración o economía, todo jugador de Rust sabe que los recursos siempre son escasos y deseados. Aplicar la arquitectura, es fundamental para la supervivencia, una base bien diseñada puede salvar tus pertenencias, aunque ninguna es inmune (irraideable) a una buena cantidad de C4. La Psicología puede observar la conducta de cada individuo al jugar. Y así muchas disciplinas más.
Rust  no sólo es un juego, sino también un fenómeno antropológico, donde los jugadores dejan de lado ese pacto hecho por nuestros antepasados, y por unas horas, vuelven a ser libres.
Los invito nuevamente, a que jueguen al Rust, con el “Leviatán” a mano. Si se les ocurre otro libro para tener cerca a la hora de jugar, me cuentan.